En la casa situada en esta angosta calle vivió Cernuda los últimos años de estancia en Sevilla antes de partir para Madrid.
Alguna vez, a la madrugada, me despertaba el rasguear quejoso de una guitarra. Eran unos mozos que cruzaban la calleja, caminando impulsados quizá por el afán noctámbulo, lo templado de la noche o la inquietud bulliciosa de su juventud.La música y la noche.